El ‘pink tax’ o impuesto rosa es una tasa invisible que existe en todo el mundo y que lamentablemente se concentran en las mujeres. Verbigracia es más caro comprar una máquina de afeitar rosa con la leyenda ‘for woman’ que una máquina de afeitar azul o verde.
Mundialmente, las mujeres soportan una serie de desventajas cuando se trata de seguridad financiera, un ejemplo de ello es que pagan más por las hipotecas, a pesar de que históricamente han mostrado un mejor comportamiento de pago que los hombres. Estas desventajas financieras se conocen ampliamente como el «impuesto rosado».
En pocas palabras, el impuesto rosado es la tendencia de los productos y servicios comercializados para mujeres a costar más que los comercializados para hombres.

Recientemente, el Departamento de Asuntos del Consumidor de Nueva York (DCA) comparó los precios de casi 800 diferentes de productos masculinos y femeninos, encontrando que los productos comparables para mujeres cuestan un 13% más que los productos para hombres. Esta problemática se ve incluso reflejada en la evidencia de que las mujeres sufren mayor grado de pobreza que los hombres, por los salarios mas bajos el mayor desempleo. De esta forma con el ‘pink tax’ se genera un círculo vicioso que impide a las mujeres salir de la desigualdad y la pobreza.
Desafortunadamente, el impuesto rosa existe como consecuencia del juego de la oferta y la demanda. Debido a que las mujeres, están comprando más productos centradas en sus necesidades, las empresas aprovechan y aumentan los precios. Sin embargo, esta no es la única causa; otro de los argumentos por los cuales existe el impuesto son las menores cantidades de producción y mayores costos de material.
En un caso específico como el de los productos de higiene femenina, también existe el impuesto literal, de hecho cuando Nueva York eliminó su impuesto sobre los productos menstruales, el estado perdió $ 14 millones al año en ingresos fiscales. Y en California, el ex gobernador Jerry Brown vetó un proyecto de ley en 2016 que habría eliminado el impuesto estatal sobre los productos menstruales por temor a que el estado perdiera $ 20 millones en impuestos anuales.
Algunas detractores de esta evidencia, argumentan que el impuesto rosado no es real o existe porque los productos para mujeres tienen más ingredientes, usan componentes más caros o requieren diseñadores más calificados para crear. Sin embargo estas hipótesis se han ido desmentido por los investigadores de productos que han encontrado que muchos artículos son iguales o tienen variaciones tan leves que no garantizarían una diferencia de precio significativa.
¿Qué productos y servicios se ven afectados?

Desde suministros de oficina hasta repuestos para autos, cada industria, servicio y producto se ve afectado de alguna manera por el impuesto rosa, aquí algunos ejemplos
- Ropa y tintorería, el estudio del DCA encontró que la ropa para mujeres adultas cuesta un promedio de 8% más que las prendas similares para hombres. Si nos referimos a las camisas la versión de corte para mujeres cuesta un promedio de 15% más que la de los hombres.
- Un estudio en cuestiones de género encontró que las mujeres pagan un promedio de $ 3.95 por camisa mientras que los hombres pagan $ 2.06.
- Higiene personal: El 56% de todos los productos de cuidado personal son más caros que los comercializados para hombres. Solo el champú y el acondicionador cuestan un 48% más que los productos para hombres comparables.
- Asistencia sanitaria y seguros: En Estados Unidos, 35 estados todavía cobran impuestos sobre las ventas de tampones y compresas. También tienen costos adicionales de atención médica en los que los hombres no tienen que pensar. Esto incluye cosas como control de la natalidad, analgésicos para los ciclos menstruales y suministros para amamantar.
- Juguetes: La evidencia muestra que los juguetes y artículos para niñas tienen un precio consistentemente más alto que los de los niños.
La solución al impuesto rosa no es sacar estos productos del mercado, sino priorizar que los productos similares cuestan lo mismo, sin importar el color de la caja y género para el que fueron diseñados.

Ahora que sabemos que existe este impuesto a las mujeres, el primer paso es comparar los productos con versiones similares para el otro género, aunque no se debe asumir automáticamente que la versión masculina es más barata, es posible que tengan el mismo precio o a lo mejor sea más caro. Por esta razón lo mejor es informarse e investigar para poder elegir los artículos de menor precio. El voz a voz, contarle a otras mujeres que este impuesto es real y afecta nuestra capacidad de ahorro, con el tiempo le mostrará a las empresas donde las mujeres están dispuestas a gastar su dinero.
Es importante tener en cuenta que muchos de los minoristas no cobran un impuesto rosado y aunque sea increíble, todavía hay muy pocas marcas que hayan optado por absorber la diferencia de precios para eliminar el impuesto rosado sobre sus productos, porque saben que si aumentan los precios de productos comparables para hombres, perderán compradores masculinos.

El impuesto rosado incluso ha estimulado nuevos negocios y son abanderados en la equidad en términos de precio y calidad para sus productos, adicionalmente muchas empresas posicionadas en el mercado han adoptado una metodología de evaluación denominada certificación comercial EDGE, más de 200 organizaciones en 50 países incluidas L’Oreal, Stella McCartney y Uber, promueven la igualdad de género.
Actualmente, existen muchas movidas sociales que no solo evitan este tipo de impuestos sino que obedecen a cambios socioculturales, así que siempre está la opción de comprar de productos femeninos reutilizables, juguetes, ropa, etc; no solo le ahorra dinero, sino que también es mejor para el medio ambiente. Adicionalmente existen otros recursos para eludir este “pink tax” como los cupones y ventas en la web, hay muchos descuentos disponibles en sitios que eliminan el impuesto rosado de varios de los productos con diferenciación de género.
En definitiva el impuesto rosa es un problema para todos. sin embargo, se hace urgente promover legislaciones al respecto para acabar de una vez por todas con esta diferenciación. Es increíble que sigamos hablando de una ¨feminización de la pobreza¨ mientras las estadísticas mundiales siguen evidenciando que la riqueza esta en manos de los hombres. Que las mujeres sigamos ganando menos que ellos aun haciendo el mismo tipo de trabajo, sin contar que también somos responsables de las labores domesticas y sin ningún tipo de remuneración, es algo que suena como de otro siglo. Es el momento de hablar de una verdadera igualdad de derechos.